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Se logró reducir el dolor tras una amputación, en un 72%

ALTERNATIVA NEUROMODULACIÓN

Fuente: EL DIARIO.ES/SERVIMEDIA/INE // 27.01.2021

Capaz de inhibir las señales de dolor para que no lleguen al cerebro, la neuromodulación se ha configurado como una alternativa a los fármacos, para muchos de los pacientes que sufren dolor crónico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos fármacos, sintéticos o semisintéticos, tienen efectos analgésicos similares a los que produce el opio, por lo que advierte que deben ser el último recurso para tratar el dolor. Aun así, el último informe del Observatorio de Uso de los Medicamentos indica que el consumo de opioides con receta, aumentó en España un 83,6% entre 2008 y 2015, lo que resulta preocupante, porque supone un alto riesgo para la salud por su elevado índice de adicción.

Según fuentes de la Consejería de Sanidad de Madrid, una de cada tres personas en España padecerá dolor crónico a lo largo de su vida, siendo ya en la actualidad, el 18% de la población española, la que convive con este sufrimiento consecuencia de alguna enfermedad.

Ante este panorama, se han promocionado avances tecnológicos como la neuromodulación  o  neuroestimulación, capaz de interrumpir de manera inocua las señales de dolor que van desde los nervios al cerebro, acelerando el desarrollo de dispositivos cada vez más perfeccionados, para poner en práctica las diferentes terapias. Desde los aparatos que tenían que permanecer fijos en hospitales y clínicas, debido a su gran envergadura y a los controles que precisaban, hasta equipos portátiles en la actualidad, tan reducidos que incluso se pueden implantar.

La Unidad de Dolor Crónico del Hospital Universitario de Bellvige, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), puso a prueba uno de los primeros neuromoduladores a medida de España. Se trataba de un dispositivo que se implanta bajo la piel y envía impulsos eléctricos controlados a unos electrodos, situados en el espacio epidural (donde se inyecta la anestesia durante los partos) o los nervios periféricos, dependiendo de la zona de origen del dolor. De este modo, se consigue que la señal del dolor se module y se impide que llegue al cerebro con la misma intensidad. Los primeros resultados positivos se obtuvieron en pacientes con dolor neuropático complejo (causado por un daño en el sistema nervioso), y a día de hoy se sigue avanzando para incorporarlo al tratamiento de otro tipo de dolencias y dejar a un lado, en la medida de lo posible, los fármacos más agresivos.

Dispositivos menos invasivos y más duraderos

Los fabricantes del sector se esfuerzan por perfeccionar los dispositivos de neuromodulación, desarrollando  cada vez más, mecanismos menos invasivos y más duraderos. Actualmente, la industria de dispositivos médicos en Estados Unidos, está optando por desarrollar aparatos para los que no se requiere cirugía, como el dispositivo compuesto de un diminuto hilo y un pequeño estimulador del tamaño de una caja de cerillas, que se coloca a través de un procedimiento quirúrgico simple. El alambre se sitúa bajo la piel, cerca del nervio, y se conecta externamente a un estimulador, que el paciente puede usar en su brazo o en otra parte del cuerpo. Este método logró reducir el dolor tras una amputación en un 72%, a la vez que mejoró sustancialmente las molestias del hombro, en pacientes que habían sufrido un accidente cerebrovascular.

Sin embargo, la mayoría de los ensayos clínicos solo estudian los efectos de la neuromodulación durante dos años, incluso menos, debido, principalmente a que realizar este tipo de estudios requiere de una gran inversión, por lo que es común que se opte por muestreo pequeño durante breves periodos de tiempo, con los posibles errores que esto puede acarrear. Por tanto, es necesario seguir investigando no solo para conseguir mejores dispositivos, más pequeños y longevos, sino también para perfeccionar sus efectos.